CAMINO HACIA LA DESTRUCCIÓN

Después de dejar bachillerato intenté buscar algo que poder hacer y que me diera motivación. Así que con mis 18 años ya cumplidos, empecé a sacarme el carnet de conducir. Tenía por fin algo que me motivase y algo a lo que agarrarme para seguir luchando y no caer.

Tener el carnet era para lo único que salía de casa, a parte de para las pruebas médicas. Por lo demás, estaba empezando a alejarme de todos mis amigos/as poco a poco..

Mi querida amiga la colitis seguía dándome por culo bastante a menudo (nunca mejor dicho). Iba como 6 o 7 veces al baño cada día, el váter se había convertido en mi mejor amigo. Ir tantas veces al baño, algunas de ellas corriendo porque no llegaba, hacía crecer mi agorafobia más y más. Cada vez me daba más miedo hacer más cosas y por eso, cada vez estaba haciendo menos. Aunque me decían que tenía que salir y seguir con mi vida, yo no podía. 

Porque, mi vida ya no era mi vida.

Llegó marzo y yo seguía como una bola de pan, llevaba ya un año con la cortisona y la cosa parecía que no mejoraba. Cada vez que iba al médico salía llorando porque si me decía que en 15 días me quitaba la cortisona, cuando llegaba ese ansiado día, la cortisona seguía estando presente ya que no había ninguna mejoría.

Así que, inflada, sin estudiar y con agorafobia, tenía demasiado tiempo para pensar. Y de verdad, nuestra mente es nuestro mayor enemigo. Mis pensamientos me estaban consumiendo poco a poco...