Perfectamente imperfecta

gadgets contador de visitas

¿Cuántas veces te has mirado al espejo y no te ha gustado lo que veías? ¿Cuántas veces intentaste cambiar y no pudiste? ¿Cuántas lloraste? ¿Cuántas sufriste? En mi caso han sido muchas más de las que me gustarían y, por desgracia, aún me sigue pasando.

Desde pequeña he tenido problemas con el peso. Siempre he estado por encima de mi peso saludable, pero estando SANA, aunque eso a la gente como que le daba un poco igual. Tan solo querían ver que no tenía rollitos en la barriga o una cara redondita. Qué triste es escuchar desde pequeñita lo guapa que eres, pero "ay, si estuvieras más delgadita estarías mucho mejor". ¿Os digo la consecuencia de eso? El hambre emocional. Por culpa de ese machaque que iba escondido en pequeños comentarios, al final desarrollé una dependencia emocional con la comida así que cuando estaba triste comía; cuando me llamaban gorda dejaba de comer un día y luego comía por dos. Empecé a contar calorías, a obsesionarme con el peso, con el espejo y con todo lo relacionado con la estética y en cómo me veía los demás.

Así estuve hasta los 17 años que fue cuando apareció la colitis. ¿Qué paso después? Pues que, por desgracia, seguimos igual. Desde que tengo la colitis he sufrido tantos cambios físicos que hasta parezco diferentes personas; o por lo menos yo me veo así. Creo que he cambiado tanto físicamente como lo ha hecho mi color de cabello y, obviamente, no siempre fue para mejor. Ahora, con 24 años, me he podido dar cuenta de dónde venían muchos de mis comportamientos con la comida y del por qué me juzgo tanto día tras día. Y no es solo por mí; sino por todo lo que he tenido que aguantar durante tantos años.

Cuando salí del hospital recién diagnosticada había perdido 23 kilos. Me encontraba muy mal de salud, no estaba SANA, pero como la gente lo único que veía era un físico más esbelto y acorde a la sociedad, todos me decían que estaba muy bien.

Y me lo creí. Tonta de mí.

Esa situación duró muy poco ya que con la cortisona volví a coger mucho, pero mucho peso. Ya no era un "cuerpo" aceptado por la sociedad, ya no estaba bien, aunque ahora sí que estaba SANA. Durante estos años he tenido muchísimos cambios físicos, tanto por la enfermedad, como por problemas personales que han hecho que me preocupe más de los demás que de mí misma. La mayoría de personas da por sentado que si estás así es porque te gusta y no quieres cambiarlo. Te ven un día en una pizzería y dan por asumido que te importa una mierda tu aspecto y que no te cuidas. Que te la suda.

MENTIRA

La perfección no existe y querer buscarla es de lo más jodido que alguien puede hacer. Perderás el tiempo y, sobre todo, te perderás a ti porque cuando te pasas tantos años buscando ser alguien ideal, acabas desapareciendo en el intento. Ahora la persona que ves en el espejo es lo que todos querían ver de ti y tú... ya no eres tú.

En mi caso... Sigo sin gustarme, pero me acepto. No me quiero como debería, pero estoy aprendiendo a hacerlo.

GMAIL: Yoly3097@gmail.com
Creado con Webnode
¡Crea tu página web gratis! Esta página web fue creada con Webnode. Crea tu propia web gratis hoy mismo! Comenzar