EL DESPERTAR
Llegó un punto en el que más que una persona, parecía un ente. Un cuerpo sin alma ahí plantado, tirado en el sofá día y noche.
Fue el momento en el que mi psicóloga y mi médico de cabecera me dijeron que no podía seguir así, que tenía que empezar con una medicación para la depresión. Y ahí, detrás de todos los miedos, todas las penas y tristezas, salió mi parte fuerte y luchadora que había permanecido oculta mucho tiempo.
Era hora de luchar.
Me negué a tomar esa medicación, ya me llegaban mis 17 pastillas diarias. A partir de aquí me propuse que iba a ser yo la que saldría del pozo por sí misma.
Y lo hice.
Volví a salir a la calle, aunque solo fuera dar una vuelta a la manzana o pasear a Axel. Mi miedo a estar en sitios donde no hubiera baño seguía ahí y muy fuerte, pero mis ganas de luchar lo eran más.
Empecé a volver a salir de fiesta, a quedar con mis amigos, seguía con mis prácticas de coche... Y poco a poco, me iba animando.
Pero aunque volviese a hacer estas cosas la colitis ocupaba en mi mente un 80% de los pensamientos, y el : `` y si estoy en la calle y me da un apretón y no hay baños´´ `` Y si me cago encima´´ `` Y si me empieza a doler...´´ .Todos esos pensamientos se me venían a la mente mientras abría la puerta para salir a la calle...
Lo peor de estos pensamientos es que cada vez se acentuaban más y más, y tooodos esos nervios, como no, iban a mi querido estómago.